lunes, 14 de septiembre de 2015

Buenas noches, poeta

Y hablando de coraje, se te perdió un poco. Quizás se te cayó, quizás lo tiraste a propósito o quizás no merecía la pena regalarlo. Te hubiera sido devuelto. Hay cosas que, sin querer o sin poder evitarlo, se devuelven como un préstamo, una bofetada o el cariño. Te hubiera sido devuelto todo. En cambio perdiste coraje y con ello, tu pagaré.

¿Y si se te olvidó en alguna calle de Madrid? ¿Y si te lo arrebataron inconscientemente tus amigos con deducciones tristemente realistas? ¿Y si lo gastaste todo con alguien más? ¿Y si se quedó en el fondo de alguna copa de esas de noches baratas?

No importa, puedes coger un poco prestado, a mí aún me queda algo. Ese poco que guardé y no usé en el momento adecuado. Un pedacito de coraje que me robó el miedo en aquel agosto. Te lo presto sin intereses, sin condiciones ni edulcorantes. Solo con la promesa de saber usarlo.

Ahora queda una vacante. Es una pena saber que tu currículum cumplía los requisitos. Quizás tu suplente sea otro poeta. Puede que a tu lado solo escriba garabatos, pero con el coraje que a ti te faltó podría conseguir el puesto. Ojalá no sea tarde si decides volver a coger tus lapiceros.

Por eso, busca en tus bolsillos, mira en el cajón de los miedos y pecados, mete el orgullo en esas copas nocturnas y acaba con él. Quizás así encuentres el coraje que perdiste. Quizás así vuelvas a tu puesto. Quizás así termines tus rimas. Quizás así no sea el fin.


En cualquier caso, buenas noches, poeta.