domingo, 2 de junio de 2019

Rules of Attraction


10. Sonrisas. Sí. ¿Por qué no? No abuses: nada en exceso es bueno, ni siquiera tú… Pero está bien saber que hay ocasiones, físicas o no, que provocan este fenómeno. Y quizás no sean las ocasiones las autoras, puede que sean momentos, regalos, recuerdos o yo… Si se da el último caso, disimula, disimúlalo por tu bien y por el mío. (Ver regla número 3). En cualquier caso, no hay que olvidar que la seriedad evoca madurez y misterio. La madurez atrae, el misterio hace el resto.

9. Hablemos de carácter, como si fuera algo fácil. Simplificando, si me he decidido por ti es para que completes mi existencia de manera que todo parezca fácil, para complicarnos la vida ya existen los gobiernos, los periódicos y los sueños pendientes. Si decides ser complicado, por favor, extiende tu manual de instrucciones cuando se te solicite. No es simple ser simple, ni no serlo, pero lo que de verdad es difícil es equilibrar la balanza entre dos.

8. ¿Qué hay de las charlas vacías? ¿O de los silencios jamás mencionados? Parecen banales o incluso pueden simular los frenos de la relación, pero son todo lo contrario. Cuando estas charlas vacías o estas silenciosas conversaciones se imponen entre los dos y nos sentimos como en casa, entonces solo puede ser señal de que lo hemos conseguido. O de que me has conseguido.

7. La normalidad aburre. Las personas normales conquistan a personas normales. Por eso es importante que, dentro de la normalidad, destaques. Quizás por tus rimas de poeta rebelde, por tu amistad con juglares, por tus amores baratos o por hacer las paces con el diablo. En cualquier caso, deja la normalidad a las personas vacías.

6. Por si no ha resultado evidente hasta el momento, estas reglas van en escala de menor a mayor importancia. Los sabios dicen que la inspiración solo te visita cuando la tristeza está en casa. Bueno, como persona inspirada, no se precisan más tristezas en la sala, esto es, si esperas la visita de la inspiración usa mejor tu humor agridulce como cebo. A la tristeza déjala siempre ocupada.

5. ¿Qué hay de volver a casa? La sensación de haber estado un tiempo fuera, de haberte perdido cambios, de haber sobrevivido a la entrada y salida de personas, de haber luchado contra el olvido. Cuando después de tantas experiencias extranjeras te reencuentras con la rutina de tu yo pasado. Y ella te recuerda que todo sigue bien, a pesar de los problemas que puedas haberte encontrado por el camino, ella sigue ahí, cómplice para volverte a llevar a casa. Esta sensación es la que gana. Necesito que seas la rutina que me lleva a casa cuando ande perdida.

4. No prometas lo imposible, pero tampoco imposibilites las promesas. Encontrar el equilibrio no es fácil y, sin embargo, todo irá a parar al mismo punto: sinceridad. Hace falta mucha valentía para vestir honestidad, por eso es de admirar. Lo que pido es lo que doy. Considéralo una inversión.

3. Me gustan los retos. También me aburro rápido. Por eso es muy importante que demuestres que no eres fácil, ni fácil ni bueno. Es de ley. La mente humana funciona así: siempre queremos lo que no podemos tener, lo inalcanzable. Muéstrate imposible.

2. Existen muchas disciplinas que se centran en el arte de la concentración. La concentración nos ayuda a ignorar estímulos externos que no nos benefician. ¿Sabes cuál es la única manera de entrenar cualquier disciplina? La paciencia. Será nuestra mejor aliada en este recorrido siempre que tengamos la misma meta.

1. RESPETO. Probablemente la más difícil. Es difícil porque definir los límites de la palabra puede resultar conflictivo. Lo haré sencillo: tu deber acaba donde empieza mi derecho. No traduzcas ninguno de mis derechos en uno de tus deberes: Iré donde quiera, hablaré con quien quiera, tendré sexo contigo solo cuando quiera, me vestiré como quiera, te contaré lo que yo quiera… Solo así podremos ser nosotros, solo así nos completaremos, solo así querré soñar contigo el resto de mi vida.

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